Mi país tiene ciertas particularidades. Entre ellas, sus caminos.

Me encantaría compartir un hecho que nos trajo mucha alegría.
Mi iglesia queda en el barrio Laurelty, de la ciudad de Luque. A solo 20-30 minutos de Asunción, nuestra capital.
Toda la vida la calle de allí fue de tierra colorada, bien característica de todo Paraguay.

Luego de mucho tiempo, después de un esfuerzo colectivo del barrio, de pedidos insistentes a la municipalidad, y con actividades para recaudación de fondos con polladas, hamburgueseadas, etc…. AL FIN vimos con los vecinos “llegar la civilización” a nuestro barrio.

Aquí unas fotos del antes y ahora.

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Todavía no es de asfalto, pero si miramos a atrás, vemos mucho avance.

Antes debíamos tener mucho cuidado con eventuales piedras grandes que aparecían con el raudal. Teníamos acceso muy limitado los días de lluvia. (Lo que se ve en la izquierda es una escuela… Pueden imaginar a los niños llegando al colegio en esas condiciones de la 1ra foto). Antes debíamos cuidar de no dañar el tubo de suministro de agua que se hacía visible luego de cada lluvia, entre varias otras historias que hoy ya no vivimos..

Se consiguió extender unas 3 cuadras del empedrado. Así, de a poquito, se siente más el ambiente de barrio. Ya se cuenta con una canchita de pasto sintético a una cuadra. El vecino de la derecha abrió su hamburguesería durante las noches. La iglesia ya cuenta con más miembros que asisten aunque llueva… Aunque suene un tanto lamentable, es así, como paso a paso se abren caminos.

Abrir caminos significa nuevos comienzos. Más comunicación. Más comercio. Más relaciones. Mejor calidad de vida. Adelante, Paraguay.

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